A 217 años el Tratado de Las Canoas vuelve a ser ratificado
Reunión en Plaza de Armas
Se basa en el acuerdo o Tratado que permitió la refundación de Osorno y gracias a esto el desarrollo de la misma, por lo que hoy se cumplen más de dos siglos el compromiso entre mapuche-huilliche y el Estado renuevan el compromiso y respeto mutuo.
Posterior a la recuperación mapuche huilliche del territorio denominado Futahuillimapu, en 1604, la ciudad de Osorno habitada desde 1956 por un pequeño grupo de españoles, quedó deshabitada. Numerosas historias y mitos hablaron por más de 150 años de sus ruinas, incluso asociándosele con la ciudad de los Césares, pero el secreto de la ubicación de Chauracahuin (antiguo nombre del sector donde actualmente se ubica la cuidad y que significa “junta de murtas”) permaneció celosamente guardado por los indígenas, particularmente huilliche, (valle Central) y los Juncos (de la costa).
Según el historiador local Rodrigo Rodríguez, posterior a la destrucción de la misión San Pablo de Río Bueno y por consiguiente el último alzamiento indígena de la zona, encabezado por el Longo Keipul, viene una expedición a cargo de Tomás de Figueroa, la cual logra establecer contacto con los principales cacique de la zona, Iñil, caniu, catrihuala y consiguen que les sean develadas las añoradas ruinas.
Así, el 8 de septiembre de 1793, se firma el Tratado de Las Canoas, a orillas del río que le dio tal denominación, actualmente conocido como Rahue. En dicho pacto, los caciques se comprometieron a entregar la porción de terreno comprendido desde la junta (o confluencia) de los ríos Damas y Rahue hasta la cordillera, así como el establecimiento de misiones en el sector.
De esta manera, comienza la refundación de Osorno y por consiguiente su desarrollo tal como la conocemos, una ciudad fruto de la mixtura entre las numerosas culturas que han vivido y llegado a sus territorios, principalmente la huilliche y la chilena, que hoy quisieron reivindicar el antiguo pacto de manera solemne en la Plaza de Armas.
Numerosos longko de todo el Huillimapu y las principales autoridades políticas y eclesiásticas de la provincia estuvieron en la ceremonia efectuada en la Plaza de Armas de la ciudad, con tal de renovar los acuerdos de las paces de Las Canoas.
Sin embargo, los mapuche no están contentos con el trato que se les ha dado hasta el momento, pues consideran que aún no se les respetan sus derechos, principalmente el del reconocimiento constitucional de los Pueblos Indígenas y la ratificación del Convenio 169 de la OIT. Pero también ante la instalación de megaproyectos hidroeléctricos en sus comunidades, como es el caso de la Central Hidroeléctrica de Rucatayo, que inundaría el centro ceremonial de Kintuante si es que se concreta.
Reunión en Plaza de Armas
Se basa en el acuerdo o Tratado que permitió la refundación de Osorno y gracias a esto el desarrollo de la misma, por lo que hoy se cumplen más de dos siglos el compromiso entre mapuche-huilliche y el Estado renuevan el compromiso y respeto mutuo.
Posterior a la recuperación mapuche huilliche del territorio denominado Futahuillimapu, en 1604, la ciudad de Osorno habitada desde 1956 por un pequeño grupo de españoles, quedó deshabitada. Numerosas historias y mitos hablaron por más de 150 años de sus ruinas, incluso asociándosele con la ciudad de los Césares, pero el secreto de la ubicación de Chauracahuin (antiguo nombre del sector donde actualmente se ubica la cuidad y que significa “junta de murtas”) permaneció celosamente guardado por los indígenas, particularmente huilliche, (valle Central) y los Juncos (de la costa).
Según el historiador local Rodrigo Rodríguez, posterior a la destrucción de la misión San Pablo de Río Bueno y por consiguiente el último alzamiento indígena de la zona, encabezado por el Longo Keipul, viene una expedición a cargo de Tomás de Figueroa, la cual logra establecer contacto con los principales cacique de la zona, Iñil, caniu, catrihuala y consiguen que les sean develadas las añoradas ruinas.
Así, el 8 de septiembre de 1793, se firma el Tratado de Las Canoas, a orillas del río que le dio tal denominación, actualmente conocido como Rahue. En dicho pacto, los caciques se comprometieron a entregar la porción de terreno comprendido desde la junta (o confluencia) de los ríos Damas y Rahue hasta la cordillera, así como el establecimiento de misiones en el sector.
De esta manera, comienza la refundación de Osorno y por consiguiente su desarrollo tal como la conocemos, una ciudad fruto de la mixtura entre las numerosas culturas que han vivido y llegado a sus territorios, principalmente la huilliche y la chilena, que hoy quisieron reivindicar el antiguo pacto de manera solemne en la Plaza de Armas.
Numerosos longko de todo el Huillimapu y las principales autoridades políticas y eclesiásticas de la provincia estuvieron en la ceremonia efectuada en la Plaza de Armas de la ciudad, con tal de renovar los acuerdos de las paces de Las Canoas.
Sin embargo, los mapuche no están contentos con el trato que se les ha dado hasta el momento, pues consideran que aún no se les respetan sus derechos, principalmente el del reconocimiento constitucional de los Pueblos Indígenas y la ratificación del Convenio 169 de la OIT. Pero también ante la instalación de megaproyectos hidroeléctricos en sus comunidades, como es el caso de la Central Hidroeléctrica de Rucatayo, que inundaría el centro ceremonial de Kintuante si es que se concreta.
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